Estaba charlando con una amiga y hablamos de esa situación tan frecuente: rompes con alguien «pero» le sigues queriendo. Pero? Siempre que alguien me dice eso le llamo la atención: por qué pero? Si hiciste las cosas bien y te comportaste con respeto, y la otra parte también, lo natural es (o debería ser) que siguiera existiendo un cierto grado de amistad y cariño. A fin de cuentas habéis compartido tiempo juntos, a lo mejor incluso vivido juntos. Yo sigo teniendo cariño por los hombres a los que en su día amé (correspondida o no) y no solo en mi propia opinión sino en la de los expertos del tema, es saludable que sea así.
El problema es cuando una persona «se queda colgada» de la antigua relación. Cuando siguen desesperadamente ansiando que la otra persona sea su pareja. Cuando no es amor incondicional sino un fuerte amor posesivo con deseos románticos. Eso no es saludable, porque si ya se decidió que la relación debía terminar, si ambas partes ya lo hablaron y no era bueno que continuaran juntos, es mejor soltar (no me refiero en los casos en los que la relación todavía se puede salvar con un grado de esfuerzo y compromiso por ambas partes, sino en relaciones que se han dado por terminadas).
En el contexto de mi amiga, el chico al que ella ama se siente confuso porque si bien él la quiere a ella, también sigue queriendo a su ex. En estos casos es cuando vale la pena señalar que seguir sintiendo cariño y afecto por el/la ex es perfectamente saludable. No es motivo para impedir avanzar hacia una nueva relación.
Sería deseable que a medida que pasan los años, si no tuviste la suerte de encontrar a tu alma gemela en la temprana adolescencia, que la gente con la que tengas una interacción de pareja pueda seguir manteniendo una relación cordial contigo. Probablemente ya no de «mejores amigos» pero sí de buena voluntad, confianza, amistad y amor incondicional. Ojalá las relaciones pudieran terminar siempre así, el mundo sería un lugar mejor. Lamentablemente no siempre sucede.