Reiki facilita el día a día de muchas maneras prácticas, dista mucho de ser solo para salud física y bienestar, que es por lo que más se conoce al Reiki. Un ejemplo estupendo con el que disfruto enormemente, y que sucedió hace bastante poco, fue encontrar apartamento en Malmö (Suecia).
Me mudé aquí desde España en junio de 2013. Tenía un acuerdo de trabajo como consultora de una agencia de traducción, donde iba a trabajar como jefa de proyectos. Sin embargo todavía no tenía «papeles» suecos – ni el número de identificación personal ni cuenta bancaria.
Solamente alguien que haya estado en Suecia puede comprender la frustración de buscar vivienda aquí. En otros países es facilísimo: basta con elegir entre todas las opciones disponibles. Compras un periódico que tenga anuncios y con un poco de suerte encuentras algo que te guste el mismo día (si no, es solo que todavía no encontraste justo lo que buscabas). En Suecia, en cambio, la forma tradicional es inscribirse en una «cola» y esperar varios años hasta que te toque turno de poder alquilar. De modo que empecé por enviarle Reiki a la situación, una herramienta que aprendemos en el Segundo Grado (que practico diligentemente a diario, desde que lo aprendí en julio de 1991). Envié luz para que la vivienda óptima apareciera para mí, un lugar donde yo me pudiera sentir a gusto, cerca del trabajo y a buen precio.
Naturalmente que aspiraba a un piso propio, tipo estudio, pero resultó que en realidad esa no era la mejor opción para mí. Lo que encontré bastante rápido fue sitio en un piso compartido, aunque solo por 3 meses porque los demás se iban a mudar de allí. De modo que no tuve que pagar depósito, me aceptaron pese a no tener ni banco sueco ni documento sueco, y pude utilizar todos sus cacharros de cocina. Recién llegada al país, con solo un par de maletas de pertenencias, esto era perfecto. Aparte era un apartamento de principios del siglo XX, hermoso y de techos altos, donde yo tenía una habitación de 23 metros cuadrados con balcón propio, y estaba en la calle Amiralsgatan, a solo 600 m de la oficina. ¡Perfecto! Me sentí agradecida.
El siguiente paso fue en el otoño de 2013. Volví a enviar Reiki, algunos días seguidos. Y relativamente rápido surgió también este apartamento. Uno de dos dormitorios en la calle Föreningsgatan, también cerca del trabajo, con patio ajardinado común. Parecía una casita en medio de la ciudad. Pronto encontré a una chica a quien alquilarle el otro dormitorio y nos mudamos. Un piso de segunda mano (o sea contrato por tiempo limitado) pero de nuevo implicó que pude aprovechar a utilizar muebles prestados, mientras mi propia economía iba mejorando.
Para el verano de 2014 me tocaba volverme a mudar, y ahora sí que quería un contrato de primera mano, para poderme quedar por tiempo indefinido. Ahora tenía también una economía algo más estable así que me podía permitir comprar muebles (de segunda mano, pero propios). Sin embargo tenía algo de prisa con las fechas así que me sentía algo estresada. Seguí mirando en la web de anuncios Blocket varias veces al día y envié Reiki para encontrar mi vivienda perfecta (no a diario, pero sí que lo hice varias veces). ¡Y de pronto tenía cuatro visitas programadas! Y cuando entré en mi actual apartamento, sentí algo que me recordaba una atracción magnética: ¡aquí es! ¡Es el correcto! Éste es mi hogar. Y así fue: ¡las puertas se abrieron, recibí tanta ayuda!
Se trata de un apartamento fascinante con un diseño muy poco común, situado justo donde gira el canal: tengo 17 ventanas y vistas al canal por el lado largo y la punta redondeada (el salón). Diríase que es como un faro desde donde puedo mirar la ciudad (curioso, ya que el símbolo que elegimos para Shamay es precisamente el faro). Está en la zona centro, como yo quería, y puesto que tiene dos dormitorios hay sitio para tener aquí la consulta y también hacer los cursos, ahora que trabajo desde casa. Todos empezaron a preguntarme, «¿Cómo te las has arreglado para encontrar un apartamento, y además tan bonito, luego de haber vivido en Suecia solo un año?!». No, no fue «suerte». Fue una verdadera bendición. Y me siento tan agradecida de que Reiki facilite y agilice que tales bendiciones se produzcan en nuestras vidas.