(Escribe Mayni)
Cuando trabajaba en el diseño y dirección del Parque Sur del Gran Rosario (Santa Fe, Argentina), con 132 hectáreas, tenía 14 hombres a mi cargo y un barrio lleno de muchachos adolescentes que al salir de la escuela se dedicaban a arruinar parte del trabajo que habíamos realizado durante la semana. Reuní a estos jóvenes y les expliqué que sería SU parque, les enseñé a replantear en el terreno curvas y ángulos de 90 grados usando simplemente una cuerda y nudos, consecuencia: ahora eran ellos los que cuidaban los arbolitos los domingos cuando no había nadie.
Y con respecto a los trabajadores les expliqué «Hay dos tipos de retribución por tu trabajo. Uno se cobra en pesos (euros, dólares). El otro es la satisfacción por una labor bien hecha. El gobierno nos paga tarde y mal (éramos la única provincia no peronista). Recibir el segundo honorario solo depende de cada uno.
Si los cuidamos, aproximadamente un 90 % de estos 10.000 árboles llegarán a vivir mucho más que nosotros, y los gozarán nuestros nietos».
Un gran hombre, Gordon B. Hinckley, habló acerca de pararnos un poco más altos y aspirar a la excelencia en cualquier cosa que hagamos. Qué maravilloso vivir una vida donde no te arrepientas de nada. Donde sepas que hiciste lo mejor que pudiste, cada día. Hiciste tu trabajo con excelencia, estando totalmente presente en lo que estabas haciendo, dando lo mejor de ti mismo/a. Aspirar a que lo que hagas (y aquí no importa si era labor pagada o no) deje el mundo un poco mejor que lo encontraste. Aliviar la carga de alguien, hacerle sonreír, hacer que su día fuera un poco mejor…
¡NO ESCONDAS TU LUZ! El mundo la necesita.
Mi amigo Markus me dijo un día que está procurando «buscar oportunidades en lugar de evitar peligros». Me dejó pensando en lo habitual que es que juguemos a «no perder» en lugar de jugar «a ganar». Obviamente, si tu objetivo es no perder, dificilmente logres ganas o hacer notables progresos. Podrás aspirar a mantenerte donde estás, solamente.
Eso es lo que quieres para tu vida? Si es así, adelante. Pero al menos hazlo con consciencia de qué es lo que estás haciendo en realidad.
Cuál es tu actitud?
Tenemos este vídeo colgado en nuestro canal de YouTube porque nos parece algo bellísimo, que te hace sentir mejor… El texto es de Walt Disney. El montaje es anónimo.
Que lo disfrutéis!
Un amigo colgó esto en Facebook (en inglés, lo he traducido yo) y me pareció un pensamiento de lo más inspirador. Qué cierto que es, que una carga pesa según el tiempo que haya que soportarla!
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Una psicóloga se paseaba por la sala mientras daba una clase de gestión del estrés. Al levantar un vaso de agua, todos esperaban que viniera con la pregunta de «medio lleno o medio vacío». En cambio, sonriendo, preguntó «¿Cuánto pesa este vaso de agua?»
Las respuestas fueron entre 200 y 500 gramos.
Ella contestó «El peso absoluto no importa. Depende de cuánto tiempo lo sostenga. Si lo sostengo durante un minuto, no es un problema. Si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo. Si lo sostengo todo el día, me quedará el brazo adormecido y paralizado. En cualquier caso, el peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sostengo, tanto más pesado se vuelve». Continuó:
«El estrés y las preocupaciones de la vida son como ese vaso de agua. Piensa en ellos un rato y no pasa nada. Piensa en ellos un rato más y empiezan a dolerte. Y si piensas en ellos todo el día, te sientes paralizado, incapaz de hacer nada».
Es importante soltar tu estrés. Entrada la tarde, tan pronto como puedas, suelta tus cargas. No intentes acarrearlas toda la velada y durante la noche. ¡Acuérdate de apoyar tu vaso en la mesa!
A fin de junio de 2012 adoptamos a Kira, una perra negra muy delgada, casi sin pelo, con dermatitis por pulgas -y terriblemente asustada. La recogieron con 16 kg, llegó a nuestra casa con 25 kg, subió a 32 kg y aún está delgada. ¡Estaba a punto de morir de hambre! Le dimos flores de Bach para el miedo y mejoró un poco. Le dimos LifePak y su pelaje empezó a crecer y se puso guapísima. Pero seguía con miedo. ¡Mucho miedo! Y miedo a todo: al viento, a los coches, a las personas, a los ruidos, a las bolsas de plástico… Primero bromeamos «Esta perra necesita un psicólogo». Luego fue una realidad: esta perra necesita un psicólogo. ¿¿¿Quién es psicólogo de perros???
Nuestra amiga Jeannette Kok es aromaterapeuta animal. Justo vino de visita en febrero, a nuestro apartamento en Palma de Mallorca, y nos pusimos a charlar y le comentamos el caso. Se ofreció a tratar a Kira.
En la primera sesión Kira estuvo en un rincón del salón, olisqueando los aceites brevemente según Jeannette se los ofrecía, pero con reticencia. Indicó por sus preferencias que tenía miedos, traumas y también duelo (nuestro perro Lucky fue su buen amigo de junio a noviembre pero falleció de viejo, y obviamente ella le echa de menos). Notamos una marcada mejoría, sin embargo todavía tenía sus altibajos.
La segunda sesión fue una semana después y Kira se mostró mucho más interesada en participar, olisqueando los aceites y relamiéndose. Se relajó, bostezó… Incluso se acomodó para tener dos de los frasquitos entre las patas. ¡Luego acompañó a Jeannette hasta la puerta! Wow… Qué impresionante.
Cada vez me interesa más la aromaterapia. Luego de ver lo que los aceites esenciales pueden lograr en la salud física humana, y al ver todo lo que pueden hacer por la salud emocional animal, tengo cada vez más ganas de aprender estas técnicas. En 2015 pude hacer realidad este sueño y ahora me dedico a compartir los beneficios de los aceites esenciales para la salud física, mental y emocional. Si quieres que te enseñemos o aconsejemos gratuitamente, mándanos un mensaje!