Me encanta amasar mi propio pan. Lo cierto es que es muy fácil. Y poniéndole un poco de extras al pan, queda mucho más rico y saludable!
Para esta receta, primero tendrás que hervir/cocinar al vapor o al horno un trozo de calabaza (zapallo). Lo grande que sea depende de cómo te guste, pero en principio unos 10-12 centímetros de rodaja de una calabaza mediana.
Mezcla los ingredientes secos:
3 dl de almendra triturada
2 dl de semilla de lino triturada
1 dl de harina (almidón) de arrow root (fácil de encontrar en supermercados asiáticos)
1 cucharadita de sal
4 cucharaditas de polvos de leudar (tipo Royal) o 1 cucharada de bicarbonato
1 cucharada de semillas de psyllium en polvo
1 cucharada de fibra de patata (opcional, es rico en fibra sin gluten ni cereal)
3 cucharadas de semillas cáñamo en polvo (opcional, es muy rico en proteínas)
Una vez que la calabaza esté hervida, tritúrala con los otros ingredientes húmedos:
Aprox. 3-5 dl de calabaza hervida
4 yemas de huevo
4 cucharadas de aceite de oliva
Aprox. 1 dl de leche de coco
Aparte, bate las 4 claras a punto de nieve.
Mezcla lo líquido con las harinas. Luego añade con cuidado las claras de huevo batidas a nieve.
Vierte la mezcla a cucharadas en un molde de horno para magdalenas, con o sin moldes de papel (yo usé un molde de silicona y entonces no se necesita papel adicional).
Hornéalo en el centro del horno a 175º unos 20 min (comprueba con un palillo, cuando salga limpio, el pan está listo – pero lo puedes dejar unos minutos más si quieres que los panecillos se doren).
Una vez que se hayan enfriado, los puedes congelar. Así siempre tendrás deliciosos panecillos caseros a mano!
Disfrútalo!
Hoy me comprometo a ser la mejor versión de mí misma.
Si intento copiar a otra persona, solo seré una mala copia de él/ella. Es mi más solemne obligación maximizar mis talentos y pulir mis rugosidades, y convertirme en la mejor Tisha que pueda ser. Porque yo soy única. Y tú también lo eres. Leí una bonita cita: «La única persona respecto a quien deberías intentar ser mejor, es la persona que eras ayer».
A veces, para poder ser mi mejor yo, necesito un montón de trabajo: pulir aspectos de mi diamante interior hasta que se vean brillantes y hermosos. Sin embargo, es igualmente importante dedicar algo de tiempo, con regularidad, a estar a solas conmigo misma, escuchando a mi voz interna, sintiendo paz e inspiración. Atesoro esos momentos. ¿Cuándo vas a dedicarte algo de tiempo a TI?
Holístico se refiere al todo. Pondremos un ejemplo de salud, para entenderlo más fácilmente.
La medicina convencional mira solamente el síntoma: un tumor, una infección, un hígado. Generalmente o no saben o no les importa ir a los orígenes – o sencillamente no tienen tiempo de hacerlo.
La visión holística busca la raíz del problema y mira al paciente como un todo. Por qué empezó esta enfermedad? Cómo te sientes, a todos los niveles? Qué piensas? Qué comes? Qué nivel de estrés tienes? Qué ejercicio haces? Cómo es tu situación laboral, de amigos, de pareja? Qué clase de vida interior (espiritual) tienes? Has estado expuesta a factores externos (productos químicos, radiaciones) que puedan haber causado esta situación?
Evaluado esto, se puede mirar qué enfoques utilizar para el proceso de sanación. Desde hierbas y aceites esenciales hasta Reiki, pasando por Flores de Bach, osteopatía/quiropraxia u otras manipulaciones, masajes, cambios de alimentación y estilo de vida, etc, etc. A veces el bisturí sí que es necesario, o el médico debe poner el hueso roto en su sitio y escayolar, pero esto por sí solo nunca soluciona el problema de raíz.
Estos brownies probablemente sean lo más rico que he comido con chocolate. Un brownie que te deja satisfecha, con el punto justo de dulzor, coronado con un sedoso y cremoso glaseado de chocolate. Encima están llenos de grasas saludables, proteínas y fibras. Sin gluten, sin leche, sin cocción (raw food). Son dulces, aunque sin azúcar refinada, por lo que no son aptos para diabéticos pero son un postre especial comparativamente saludable.
Cuando leí la receta original (que he variado), me sentí un poco suspicaz respecto a ponerle aguacate al glaseado. Pero ciertamente no queda con gusto a aguacate, que sí le da una maravillosa cremosidad. El aceite de coco ayuda a que la crema se endurezca con el frío. El cacao puro tiene muchas propiedades terapéuticas – probablemente lo encuentres en un herbolario o supermercado con sección de gourmet (ojo: no me refiero a una mezcla azucarada tipo Colacao o Nesquik!).
Utiliza una jarra de medir para las cantidades.
Brownies (salen aprox. 18 cuadraditos)
200 ml de nueces (sin cáscara)
200 ml de dátiles frescos (deshuesados)
50 ml de cacao en polvo puro y crudo
1 cucharada de manteca de cacahuete o almendra
Un pellizco de sal
Aprox. una cucharada de agua
1. Pon las nueces en una trituradora de cocina (tipo Minipimer o robot de cocina) y tritura unos segundos hasta que hayan quedado en pedacitos.
2. Añade el resto de los ingredientes. Cuidado con la sal, un pequeño pellizco basta. Sigue triturando hasta que quede bien mezclado.
3. La pasta debe quedar bastante homogénea y algo pegajosa (aunque se vean los trocitos de nueces). Añade algo de agua para darle la consistencia adecuada, yo necesité 2 cucharadas.
4. Extiende y aprieta la masa en un molde (yo usé 2/3 de un molde de pan, forrado de papel de hornear encerado). Mételo en el congelador mientras preparas el glaseado.
Glaseado de chocolate
1 aguacate maduro
Semillas de una vaina de vainilla o 1 cucharadita de canela
3 cucharadas de miel líquida
1 cucharada de aceite de coco
3 cucharadas de cacao puro crudo
1. Mete todos los ingredientes en la jarra picadora y mézclalo hasta que quede terso y uniforme. Asegúrate de que no se nota ningún fragmento de aguacate.
Saca luego el molde del congelador y extiende el glaseado por encima. Puede sobrar un poco, según el grosor de capa que quieras tener. Coloca luego el molde en el congelador o la nevera y déjalo endurecer un rato. Saca luego el brownie del molde, gracias al papel se despega fácil. Colócalo sobre una tabla de cortar y córtalo en trozos del tamaño deseado. Guárdalo en la nevera (o congelador) hasta que lo vayas a comer – si lo congelaste, piensa en descongelarlo unas horas antes, en la nevera.
Si te sientes intrépido puedes probar variaciones. Yo las hice con canela y usé manteca de cacahuete que contenía chili, asi que tenía un toque picante.
Idea! El glaseado se puede comer por sí solo como crema/mousse de chocolate. En tal caso, sírvela en vasitos y guárdala refrigerada para que se endurezca.
Cuando cambias tu dieta por restricciones dietéticas tales como una nueva intolerancia alimentaria, o simplemente cambiaste de forma de pensar (como al volverse vegetariano), un problema que te encuentras es que te sigue apeteciendo comer esos alimentos sabrosos que solías comer antes. Un plato muy popular es la lasaña – toda una trampa repleta de lactosa, gluten y carne. Así que vamos a explorar algunas alternativas básicas para que puedas adaptar tus propias recetas favoritas.
Nociones básicas de lasaña. Una lasaña está compuesta por una capa inferior de salsa de tomate con carne, hecha friendo primero la carne (ternera o pavo picado) con cebolla, ajo y sal, añadiendo luego tomates de lata triturados y hierbas (orégano, albahaca, mejorana – algo de vino tinto enriquece la salsa y el alcohol se evapora mucho antes de comerlo) y dejándolo hervir. Después de extender una capa de la salsa de tomate y carne, sigue una capa de pasta, seguida por una gruesa cantidad de queso mozzarella rallado. Repite con otra capa de salsa, pasta y ahora una mezcla de requesón, queso tierno, huevos y hierbas. Finalmente otra capa gruesa de mozzarella.
La receta de la sabrosa lasaña sin gluten que veis en la foto de arriba está aquí (en inglés), pero encontré una en español que puede servir de inspiración si buscas una lasaña sin gluten sencillamente.
Si tienes intolerancia al gluten, tendrás que reemplazar la pasta en sí. Algunas alternativas son: pasta sin gluten (no siempre saludable ni sabrosa, y siempre muy cara), panqueques (crepes) hechos con harinas sin gluten, o por qué no pasarte a paleo completamente y usar capas de calabacín (zucchini), o berenjena, o puerro (cortando las hojas a lo largo y dándoles un rápido hervor para que se ablanden antes de usarlas).
Si vas a usar salsa bechamel en tu receta, puedes preparar la salsa blanca con Maicena (almidón de maíz).
Si tienes intolerancia a la lactosa, puedes probar los quesos sin lactosa (si los hay disponibles en tu ciudad y el precio no es prohibitivo) pero en mi caso tampoco tolero la proteína de leche, así que reemplazo los lácteos de la receta con leche de coco batida con huevo – esto se endurece generando una capa blanquecina que recuerda al queso fundido.
Esta es mi lasaña paleo con calabacín. Eso blanco que veis es la leche de coco con huevo.
Si eres vegetariano o estás simplemente evitando la carne, puedes reemplazarla fácilmente con soja texturizada. Pero si también estás evitando la tan genéticamente modificada soja, puedes probar alternativas diferentes: frijoles blancos en salsa de tomate! Tofu en salsa de tomate! (bueno, eso también es soja) Usa las instrucciones de la salsa de tomate y reemplaza la carne con tu alternativa preferida (manteniendo el aroma del ajo, cebolla, hierbas y vino). O deja de lado la salsa de tomate y prueba cebolla frita con espinacas, piñones y pasas.
Pasarse a «sin gluten» reemplazando los mismos alimentos con gluten con sus variantes sintéticas y costosas, lo cierto es que no es la mejor opción. Las comidas «sin gluten» de sustitución (tales como panes, galletas, pasta que se encuentra en los supermercados) suelen tener gran cantidad de compuestos químicos, azúcar y almidones. Es mucho más fácil, económico y sano pasarse a alimentos enteros naturales (por ejemplo, reemplazar la pasta con calabacín/zucchini).
Nota: no te angusties por seguir una receta al pie de la letra! A menudo puedes crear versiones aún más sabrosas haciendo tus propias variaciones.
La lasaña lleva bastante tiempo de preparar, pero algo estupendo es que las recetas son para muchas raciones, así que puedes congelar los restos en porciones para solucionarte almuerzos de forma rápida. Esta es otra tanda de lasaña que hice hace unos años, con la variante de panqueques. Salieron 9 raciones.
Diviértete adaptando tu receta favorita según tus propias necesidades bio-individuales y disfruta de esta sabrosa comida sin sentirte culpable – ni enferm@. 🙂